Uno de los títulos más importantes de nuestro género que se han puesto a la venta este año es Still Life, la aventura gráfica que los chicos de Microïds elaboraron aprovechando el tirón de los Syberia tras la marcha de Sokal, el artífice de las peripecias interactivas de Kate Walker.

De nuevo es una joven la protagonista de la historia, esta vez en forma de thriller policíaco al más puro estilo Seven, en el que la detective del FBI Victoria McPherson deberá desenmascarar al brutal asesino de cinco chicas en un caso muy parecido al de su abuelo, de cuyas investigaciones también seremos partícipes y protagonistas, a modo de spin-off de otro de los juegos de Microïds: el menos conocido Post Mortem, con el que comparte el protagonismo del detective Gus McPherson.

Nuestro buen redactor Carlos Jürschick (de cuyo nombre esta vez espero no haberme dejado ninguna letra, so pena de que recaiga sobre mí la maldición de sus antepasados vikingos) nos ofrece un exhaustivo análisis de los pros y los contras de Still Life, como siempre, excelentemente razonado y argumentado, aunque mi opinión no coincida con las conclusiones de nuestro colaborador. ¿Habremos jugado al mismo juego?

Imágenes relacionadas