Introducción

Telltale eclipsó Muzzled!, tercera parte de sus Wallace & Gromit’s Grand Adventures, pocos días antes de ponerlo a la venta, al anunciar el regreso oficial de Guybrush Threepwood al género que contribuyó a dignificar y popularizar. Semejante bombazo hizo que el episodio que nos ocupa pasara casi desapercibido, excepto para los abonados a la serie y la prensa especializada, un tanto resacosa aún por el notición del año.

El anterior The Last Resort no había estado del todo a la altura de las circunstancias, y tuvo mala suerte, precedido como está por un capítulo embrionario francamente bueno. Telltale tenía con Muzzled! una ocasión propicia para desquitarse. Y eso podía ser un buen síntoma. Fue todavía mejor, ya que la gente de Connors se tomó tan en serio el dulce fiasco que decidieron sencillamente superarse a sí mismos en lo que a la temporada se refería.

Argumento

El mal tiempo que obligó a Wallace y Gromit a construir un resort de lujo en los sótanos de su casa arrasó también la perrera municipal, dejando a un montón de cachorritos desamparados. Muchos de ellos vagan sin rumbo y hacen pequeñas travesuras, como los tres que se cuelan en el 62 de West Wallaby Street y sabotean, sin malicia, la nueva invención de Wallace, una máquina capaz de hacer helados a partir de cualquier cosa.

La solución al problema de los desvalidos cachorros parece estar en la Feria Benéfica de Recaudación de Fondos de Monty Muzzle, un declarado amante de los animales, filántropo, filósofo y feriante. Muzzle es inmediatamente aceptado por la generosa comunidad a la que pertenece Wallace, rendida a su abnegado altruismo y a su amor por el prójimo.

Pero algo en su carácter, que sólo un perro sagaz puede percibir, no termina de convencer a Gromit. Seguro de que los motivos de Muzzle distan mucho de ser desinteresados, Gromit se propone no quitarle ojo de encima…

Comentario

La serie de Wallace y Gromit vuelve con Muzzled! al nivel ya alcanzado en Fright of the Bumblebees. Dos capítulos después, apenas se han producido cambios sustanciales en el conjunto, salvo una mayor soltura en el empleo del lenguaje cinematográfico, del que Telltale se ha servido para experimentar con nuevas vías narrativas.

Muzzled! es tan parecido en esencia a Fright of the Bumblebees que imita la estructura básica de aquél. La forma en que se exponen nudo, desarrollo y desenlace, si bien no son idénticas sí mantienen similitudes bastantes apreciables. Cierto es, también, que Muzzled! está bastante más cohesionado, porque hay una mayor lógica interna en su argumento. Dos son los rasgos definitorios que sobresalen en este episodio: la omnipresencia de Gromit y la colosal figura de Monty Muzzle, el malo de turno.

Con Gromit de protagonista casi absoluto en una historieta claramente escrita para su lucimiento (no olvidemos que hay mucho perro de por medio), el slapstick alcanza su culminación total. Muzzled! es un recital narrativo que funciona igual de bien a dos niveles: el dialogado y el mudo. Los diálogos están tan bien escritos que la insinuación de las pistas supera en ingenio a los propios puzzles, en la línea habitual de la serie; mientras, la mímica de Gromit y de sus compañeros, Twitch, Digger y Filcher, alcanza una variedad enorme de registros, convirtiéndose en un auténtico placer para la vista. Tanto es así que puede hablarse de química entre los «actores» perrunos.

Monty Muzzle, por su parte, es carismático y está muy bien desarrollado, lo que tiene un mérito enorme al tratarse de un personaje limitado, de momento, a un único episodio. La presencia del feriante hace de este capítulo una suerte de biopic, pues al dotarle de un pasado se le otorga además entidad suficiente como para apelmazar las bases con las que se afianza la historia. Su definida personalidad y sus claros antecedentes le humanizan, a la vez que permiten comprender las razones de su aviesa maldad.

El gusto por el detalle, que no hemos dejado de admirar en los anteriores episodios, despierta en el jugador un afán por explorar, por inmiscuirse, por sumergirse en el mundo que se le presenta. Sean Vanaman, el guionista, lleva al extremo la inteligente utilización de los recursos a su disposición; los puzzles se nutren de esta maña, al igual que las escenas cotidianas y las extraordinarias. El gag fluye con completa espontaneidad, y con él el relato, magnífica y rica suma de unas partes aparentemente inocentes, en las que cualquier pequeñez, o menudencia, tiene un sentido y un fin.

Hay un par de manchas que empañan Muzzled! La más grave vuelve a ser la traducción, que alcanza cimas desquiciadas y que es un compendio de todos los errores imaginables. El otro pero, debido a algunos desajustes de la coreografía, es visualmente más molesto que pernicioso. No deja de ser paradójico de por sí, ya que mientras con los perros los movimientos corporales y la sincronización llega a su catarsis, con varios personajes, en particular McBiscuit, no luce tan bien como se esperaba.

Conclusión

Muzzled! es una aventura muy recomendable, consistente, divertida e ingeniosa, que se apoya en la fuerza de un villano de carne y hueso, en la exploración de nuevos lenguajes cinematográficos aplicados al género y en un diseño fantástico.

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