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La regresión de los checos

Título: Nibiru: El mensajero de los dioses (2005)

Desarrolladora: Unknown Identity, Future Games

Distribuidora: Friendware

Lanzamiento: 19 de diciembre de 2005

Especificaciones (mínimo recomendado): No disponible

# Publicado el por Víctor Martínez 9

Introducción

Es innegable que Europa es hoy día el seno de la aventura gráfica. Lejos quedan los años en que las compañías americanas controlaban la producción aventurera y, por ende, la del videojuego, si tenemos en cuenta que a principios de los noventa era el tipo de juego más popular. Estamos en una nueva etapa en la que la aventura no goza de la popularidad de antaño, pero que deja verse más a menudo de lo que habríamos pensado hace tres o cuatro años.

Actualmente, Future Games y Unknown Identiy (el tándem detrás de The Black Mirror y este Nibiru) juegan un papel muy importante en nuestra afición preferida, y recientemente los segundos han sido absorbidos por los primeros, y éstos a su vez se han volcado en labores de desarrollo (antes sólo producían) ampliando su plantilla y convirtiéndose en una empresa más sólida para llevar a cabo dos de los proyectos más interesantes para este año: Tale of Hero y Reprobates.

Nibiru es obra de estos señores y, además, remake de la ópera prima de Unknown Identity: una aventura que data de 1998 y que llevó por nombre Posel Bohu. Adaptándola a los tiempos que corren y con la intención de ponerla en los mercados de todo el mundo nació Nibiru: El Mensajero de los Dioses, que nos llegó en diciembre distribuido por Friendware, quizá la distribuidora española que más empeño pone últimamente a la hora de fomentar la pluralidad de géneros.

Argumento

La historia de Nibiru, como la de otras grandes aventuras de las que por desgracia este juego tiene mucho que aprender, comienza en París. Allí, un arqueólogo llamado Martin Holan recibe la llamada de su tío el profesor Wilde, quien le convence para que viaje a Praga para investigar un túnel nazi recién descubierto que está acaparando las portadas de los medios de comunicación. El túnel fue tapado tras el final de la Segunda Guerra Mundial, y nuestro personaje tiene razones para pensar que allí se oculta algo verdaderamente importante.

Al llegar a Praga, su contacto yace en su habitación, asesinada, y ese es el punto de partida de nuestro personaje, quien se embarcará en una aventura paranormal que le llevará desde Francia a Praga, y desde allí a las pirámides Mayas donde se encuentra la respuesta al misterio del túnel, y el fin de las investigaciones que empezaron décadas antes bajo el mando de los alemanes…

Comentario

Hace cosa de un año, las apuestas de la mayoría de los que formamos la web estaban claramente a favor de este Nibiru. La razón principal es que sus artífices, Unknown Identity, se habían marcado poco tiempo atrás un tanto con su notable The Black Mirror, que insufló esperanzas a todos aquellos que auguraban lo peor para nuestro género. En 2006, por suerte, este panorama ha cambiado bastante, y se puede decir que en la actualidad la aventura gráfica goza de una salud suficiente como para no delegar nuestras esperanzas a un único título o compañía, lo cual nos ha ayudado a digerir esta segunda obra de los checos (tercera si contamos el original en el que se basa Nibiru), porque si hay una palabra que pueda definirla en su conjunto, esa es “decepción”, y ya van…

Para empezar centrémonos en los aspectos básicos de narración y diseño de personajes. Un protagonista no puede ser como Martin Holan. Si hiciésemos una encuesta preguntando qué protagonista de aventura gráfica nos produce menos empatía, probablemente el que controlamos en Nibiru quedaría en un puesto de honor. Es un tipo sin pasado, sin personalidad, sin carisma y sin carácter. Se deja engañar hasta por el más tonto de los secundarios de la aventura, y lo peor es que nos hace partícipes de ello. Lo único que explican en todo el juego de su vida es que tiene la carrera de arqueología. Sus comentarios no hacen gracia en ninguno de sus múltiples diálogos, y encima lo intenta; es sólo un muñeco tridimensional y así lo veremos durante todo el juego. En definitiva: está puesto ahí para que no sea una aventura en primera persona.

Con un protagonista así, os podéis imaginar cómo serán los secundarios: aún peores. La presencia de todos es meramente testimonial. De las pocas decenas de ellos, sólo a tres o cuatro los veremos más de una vez en todo el juego, mientras que el resto sólo se diferencian de objetos y puntos calientes en sus pobres líneas de diálogo. Los que sí repiten y gracias a los cuales se consigue a duras penas contar una historia coherente, quedan al mismo nivel del protagonista, es decir, que ni siquiera nos acordaremos de ellos de una partida a otra, aunque también hay que decir que el hecho de ponerlos de espaldas para ahorrarse animaciones no les hace ningún favor.

Por otra parte, el argumento de Nibiru pasa por todos y cada uno de los tópicos de este tipo de juegos de intriga paranormal, y no es más que una mezcla de Broken Sword 2 con Indiana Jones sin ningún tipo de aliciente ni originalidad, y por supuesto quedando a la altura del betún si lo comparásemos con estos dos.

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Imagen de Nibiru: El mensajero de los dioses
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Imagen de Nibiru: El mensajero de los dioses
Carátula de Nibiru: El mensajero de los dioses

Nuestra puntuación

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