Aventura y CÍA Aventura y CÍA

Aventuras gráficas al detalle

Reviews

Hijo de un Dios menor

Título: Ankh: La batalla de los Dioses (2008)

Desarrolladora: Deck13 Interactive

Distribuidora: Micronet

Lanzamiento: 27 de octubre de 2008

Especificaciones (mínimo recomendado): Procesador a 1,5 GHz | 512 MB de RAM | Unidad lectora de DVD | 1 GB de espacio en disco | Tarjeta gráfica de 128 MB compatible con DirectX 9.0c | Tarjeta de sonido compatible con DirectX 9.0c | Windows XP o Vista

# Publicado el por Gaspar Ruiz 7

Introducción

Tras Ankh: Una aventura egipcia y Ankh 2: El corazón de Osiris, los alemanes de Deck13 repiten fórmulas y bromas en Ankh 3: La Batalla de los Dioses. Partiendo de la base de que lo que funciona apenas es susceptible de cambios (y no se puede negar que, al menos, la saga Ankh ha logrado buenas ventas), el estudio germano se toma el precepto al pie de la letra para ofrecernos su nueva —que no novedosa— aventura sobre el egipcio Assil.

Distribuida en suelo español por Micronet, especializada en juegos educativos, que convierte a ésta y su homóloga en DS en las primeras aventuras gráficas de su catálogo, Ankh 3 viene con la intención de retomar las virtudes tan jaleadas en Una aventura egipcia y casi disueltas en El corazón de Osiris: su humor desenfadado, su buen diseño de puzzles, su atractivo aspecto visual al estilo de las viejas glorias…

Que lo haya logrado o no es en verdad una cuestión secundaria respecto de lo que este Ankh 3 ha apuntalado, una cierta manera de ver el género que será abordada y analizada en nuestro comentario y que el lector podrá conocer si se arma de paciencia.

Argumento

La repentina aparición de la constelación del Camello es el preludio de uno de esos grandes acontecimientos que determinarán el futuro de la Humanidad: la Batalla de los Dioses.

Cada mil años, los Dioses se disputan entre sí el control del mundo en una competición-concurso que proclamará a la próxima Deidad dominante. Si en la primera edición el ganador fue Ra, esta vez la suerte parece decantarse del lado de Seth.

Aunque para los Dioses este evento es motivo de felicidad y jolgorio (y ya de paso de algo de actividad, tras un milenio anquilosados), para el común de los mortales es sinónimo de caos y destrucción. Los creyentes se refugian en sus templos para reforzar su fe; los apocalípticos aprovechan para llevar sus mensajes funestos; la ruleta del casino de Luxor sigue su curso inexorable, y Thara y Assil, exponentes del sector indiferente, sólo muestran las preocupaciones de los incrédulos: vivir el día a día, paso a paso.

El destino, que tiene alma de trilero, opta por hacer recaer en la joven pareja el peso de la responsabilidad y los señala como futuros salvadores del mundo tal y como lo conocen. Y ellos, resignados, aceptan su nuevo papel con el desdén hacia lo inevitable. Una sola cosa les ha hecho tomar conciencia de la urgencia de decantar del lado correcto la Batalla: la repentina locuacidad del Ankh, encarnación de Horus, quien no cesa de importunarlos con sus quejas y sus deseos de venganza hacia unos semejantes que le trataron injustamente.

Ante la posibilidad de poder pasar el resto de sus vidas teniendo que soportar la acidez de un abrelatas dorado y parlante, Assil y Thara (especialmente ella), se apresuran a restaurar el equilibrio en el mundo. Y de paso, a deshacerse de Horus…

Comentario

Como ya apuntábamos en la introducción a esta reseña, Ankh 3 difiere poco, sustancialmente, de sus antecesores. Tanto es así que podrían clonarse párrafos enteros ya escritos sobre ellos, algunos en esta misma web, para detenerse a explicar muchas de sus características.

Nuevamente, nos encontramos ante un juego que toma prestado el humor blanco tan propio de los clásicos lucasianos (que a estas alturas de la trilogía no se haya desarrollado uno propio dice poco de las capacidades, a este respecto, de sus creadores) como gran baza para encandilar y justificar las simpáticas locuras que suceden en esta obrita. Decimos obrita porque su duración, aunque notablemente más extensa que en casos anteriores (siete capítulos frente a cinco), sigue siendo irrisoria, cuasi episódica, al igual que su dificultad, ajustada a los patrones de cualquier producto destinado a un público amplio. Esta breve duración y esta inexistente dificultad podrían escudarse en su humor desenfadado para justificarse. Es decir: el juego es breve y simple ya no porque está orientado a todos los públicos, sino porque el chiste pierde su gracia si se alarga.

Supongamos por un momento que esta hipótesis sea cierta. ¿Un juego humorístico debe cuidar su duración y dificultad para no estorbar y cumplir eficazmente sus propósitos? De no tener que tirar de archivo para desmentir este extremo, podríamos incluso darlo por válido. Desgraciadamente, ahí están los ejemplos de los diversos Monkey Island, de El día del Tentáculo o de los primeros Mundodisco para señalarnos nuestro error.

Quizás duración ridícula y dificultad invisible estén relacionadas con una estrategia mercantilista que busque el máximo beneficio con lo mínimo. O puede que se deba al simple hecho de que los guionistas de Deck13 son un hatajo de incompetentes y haraganes que realizan de la manera más descuidada su trabajo. Este último punto sería posible si no fuera porque algunos de sus juegos, y Ankh 3 no es excepción, poseen puzzles más que dignos o, en algunas circunstancias, directamente espléndidos. Luego, descartada también esta probabilidad, ¿qué nos queda? La opción más rentable.

Así pues, Ankh 3, como sus otros hermanos, responde a una mentalidad consumista, la misma que afecta a la literatura del best-seller o a la dieta de la fast food, algo que ha sido respaldado por declaraciones de destacados miembros del estudio alemán y que confirma la no tan descabellada posibilidad de que se trataba de una insólita variante del producto de masas o de consumo fácil. Ankh se juega, se termina y se olvida. Ahí reside el quid de la cuestión; de ahí surgen algunas de las objeciones a este título, resumidas, de forma concisa, en la total falta de ambición y entusiasmo.

Hay que medir bien el alcance de estos reproches y de sus implicaciones, pues no son ligeras: al hacer un juego cortado bajo el mismo patrón que sus antecesores, en el que se incurren hasta en idénticos fallos técnicos acuciantes que tendrían que haberse resuelto sin excusas ni pamplinas desde Ankh: Una aventura egipcia, se aplica a éste las consideraciones que ya valían anteriormente. Esto es, que se trata de un título sin ninguna clase de gancho (el Ankh parlante desde luego no lo es, dada su escasa presencia, circunscrita sólo a los vídeos), que se juega por cumplir, que no despierta ninguna emoción en el jugador y que basa, más que ninguno, sus atractivos, ya un tanto discutibles, en la suprema y serena confianza en su capacidad para hacer reír, algo que incluso ahora merece una reflexión concienzuda.

El humor blanco queda bajo sospecha ante la eventualidad de que éste se haya contaminado por una suerte de indolencia y conformismo conservador, que le impiden trascender los límites de lo políticamente correcto.

Continúa en la página siguiente

Página 1 de 2

« Anterior | 1 | 2 | Siguiente »

Review de Ankh: La batalla de los Dioses
Imagen de Ankh: La batalla de los Dioses
Imagen de Ankh: La batalla de los Dioses
Imagen de Ankh: La batalla de los Dioses
Imagen de Ankh: La batalla de los Dioses
Carátula de Ankh: La batalla de los Dioses

Nuestra puntuación

Dos estrellas y media

Ankh: La batalla de los Dioses

Inicia sesión o regístrate… y síguenos:

Recordar la contraseña