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Ecologismo militante

Título: A New Beginning (2010)

Desarrolladora: Daedalic Entertainment

Distribuidora: Sin distribuidora en España

Lanzamiento: Octubre de 2010 (Alemania)

Especificaciones (mínimo recomendado): Procesador Pentium 4 o superior a 2 GHz | 1 GB de RAM | 3,5 GB de espacio en disco | Tarjeta gráfica de 256 MB compatible con OpenGL 2.0 | Tarjeta de sonido compatible con DirectX 9.0c | Windows 2000, XP, Vista ó 7

# Publicado el por Gaspar Ruiz 4

Introducción

En los estertores de la última centuria, el ecologismo pasó de las páginas de Walden a las agendas políticas mundiales. La deforestación, el cambio climático o la capa de ozono se incorporaron a los léxicos planetarios y se convirtieron en las realidades tangibles de las nuevas amenazas a las que la humanidad debía hacer frente. Las cumbres globales se sucedieron, algunos países se comprometieron en el Protocolo de Kyoto mientras corrientes de pensamiento encontradas libraron, como si de una cuestión entre fe y ciencia se tratara, una polémica sobre el asunto. Hubo quienes negaron y aún niegan toda validez a los postulados ecologistas; hay quienes los enarbolan como el libro del Apocalipsis.

Lo que es indudablemente cierto es que el ecologismo ha surgido a tenor del «progreso». Mejor dicho: el «progreso», entendido como avance desaforado, como rapiña de los recursos naturales, ha llevado a una toma de concienciación de sus propios excesos y límites. Especialmente, cuando ambos han superado la barrera de lo tolerable. Si, por ejemplo, la literatura decimonónica, que era mensajera y reflejo de su tiempo, jaleó los avances científicos y los transformó en orgullosos protagonistas de obras que todavía hoy se leen con deleite, la prosa de mitad del ya extinto siglo XX hizo de ellos un enemigo, un peligro, un riesgo. Obras que necesariamente germinaron en el campo de la ciencia ficción, donde el sesgo cataclísmico es un perfecto caldo de cultivo sobre el que fantasear con nuevos mundos. Los argonautas, los monstruos marinos, los centauros, cedieron pues su lugar a los seres solitarios, a las ciudades desiertas, a los mundos de vida difícil y aire contaminado. Nacieron Los gigantes de caliza de Keith Roberts o Todo sobre Zanzíbar de John Bruchner, o La estación de la calle Perdido de China Mielville.

El imaginario que fue construyéndose para esta nueva situación acuciante no tardó en implicar a otras artes, o pseudoartes. Digamos que la que nos ocupa, el videojuego, se gustó en esa tendencia y dio (y ha dado) títulos destacados que se prestaron a narrar la épica de un personaje solitario en un mundo languideciente. Nuestro género, curiosamente, se ha servido poco y mal de esta premisa, generalmente para realizar juegos de corte educativo en el que se enseña a los pequeños a respetar el medio ambiente. Los más consistentes fueron los EcoQuest de Sierra, aunque esos tampoco pudieron desprenderse de una cierta faceta educacional.

Usamos el pasado porque hace no mucho la compañía alemana Daedalic acabó con esa «maldición» al realizar A New Beginning, un juego con el que prácticamente inauguró una nueva temática en el género. Sin templarios, tesoros piratas ni hombres lobo.

Argumento

El mundo languidece. Los excesos de la humanidad han llevado al planeta al borde de una nueva erupción solar, que pondría fin a toda forma de vida terrestre conocida. Para impedirlo, un grupo de científicos del futuro decide probar a saltar al pasado, a escasas semanas de la explosión de una central nuclear que supuso el principio de todo.

Los planes de esa expedición pasan por convencer al profesor Bent Svensson. En su día, Svensson fue el creador de una forma de energía alternativa basada en la fotosíntesis de una variedad de alga verde. Si la humanidad hubiese seguido el camino que marcaban sus experimentos, posiblemente no hubiese acabado, mucho tiempo después, al borde del abismo.

Convencer al rudo y desencantado científico será la tarea primordial de Fay, la operadora de radio del equipo especial enviado desde el futuro. No será fácil explicarle a un viudo que suspira por el recuerdo de su mujer, por el dolor de la separación de su hijo y por su jubilación anticipada, tras años de investigaciones, que él y su frustrado invento son las claves del futuro de la humanidad. Pero Fay tendrá que hacerlo, sobreponiéndose a mentiras, a engaños, a intereses económicos y al simple discurrir del tiempo…

Comentario

A New Beginning es el Walden de la aventura gráfica. Una aventura ecologista militante, nacida de la certeza absoluta de que otro mundo es posible. Daedalic defiende de forma enfática esta tesis, su tesis, con un entusiasmo ardoroso, cándido, puro. Excesivamente buenista.

Mientras la mayoría de estudios actuales se empeña en buscarle las cosquillas a la rentabilidad económica, planteando aburrimientos que nos sumen en los sopores de conspiranoias varias y vacuas, cuando no intentan hacer del género parodia (logrando así ser parodias de sí mismos), el estudio de Carsten Fichtelmann y Jan Müller-Michaelis se interesa más por ofrecer historias que generen inquietudes en el jugador. Historias de difícil digestión, bellas, hechas para pensar. Queda claro, tras tres proyectos acometidos, que en Daedalic preparan cada uno de sus juegos con oficio artesanal, con la firme determinación de que perdure, con la sonrisa de un gratísimo recuerdo, en el jugador. Sus aventuras tienen alma, y A New Beginning no es excepción.

La del juego es una historia melancólica, magníficamente narrada. Es trepidante, sensible y está contada con brío y tacto (sobre todo hacia el final), dos virtudes de las que carecen la mayoría de aventuras actuales. Los guionistas saben contar las cosas con la correcta dosificación de la información, de manera que cuando llegan las inevitables bifurcaciones o sorpresas en la trama, estas se producen con la extrema naturalidad del eureka, del hecho que parece poder desarrollarse sólo así para desenredar la madeja. Los diferentes planos narrativos, que dan voz a varios personajes, enriquecen lo contado, dotándolo de la justa subjetividad para hacer que el jugador vaya haciéndose preguntas conforme participa de los hechos. Y conviertan al juego en un perfecto thriller cinematográfico.

A diferencia de lo que pasaba en The Whispered World, donde las escenas no interactivas corrieron a cargo de una empresa externa con no muy satisfactorios resultados, en esta ocasión la compañía ha podido trabajar directamente en todos los aspectos de la producción. Sus vídeos, en estilo cómic (al modo de la introducción de Noctropolis, con viñetas «animadas»), no pueden esconder las deficiencias de la falta de recursos económicos con los que han trabajado, que se comprueba en el estatismo de las animaciones, tanto de los personajes como de los fondos.

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