Encontrar historias bien escritas que cautiven al aventurero amante de la originalidad, ansioso por disfrutar de una experiencia de juego que no ponga a prueba su paciencia, sino que le mantenga sosteniendo el ratón con ganas de ver qué será lo siguiente que ocurrirá, qué giro inesperado dará la historia o con qué curioso enigma le retará, no es nada fácil. De hecho suele ser una batalla perdida de antemano presentarse en una tienda intentando satisfacer estas premisas tan básicas y al parecer tan difíciles de alcanzar. Por suerte, a veces la alternativa indie se presta a expiar con su propia genialidad los pecados del resto del mercado, como es el caso de Wadjet Eye, su modesta pero sobresaliente serie Blackwell y su alma mater Dave Gilbert, que por medio de episódicas grageas de ingenio y agudeza se ha hecho un hueco en el apático corazón del staff de esta web y de una buena parte del público aventurero.

Sus aventuras no son prodigios del pixel-art, sus gráficos «retro» no sólo no impresionan sino que incluso producirían la nausea de los poly-victims que se dejan la vida contando aristas, verificando efectos físicos y plasmando su amargura en sus blogs porque a pesar de haber tenido que hipotecarse para actualizar su hardware, su PC no puede mover a pleno rendimiento la última aberración ultrarrealista de Crytek. Mientras que ellos son incapaces de disfrutar de un juego que ha costado millones y millones de dólares, unos pocos conformistas saben saborear uno de presupuesto nulo pero con una importante inversión intelectual en su desarrollo.

Dar la cobertura que se merece a la serie Blackwell es a la vez un placer y una obligación para fomentar un género aventurero de calidad, tal y como nos gustaría que fuera. Con esto no queremos decir que Dave Gilbert sea el redentor que nos llevará a la Tierra Prometida ni que sus obras sean perfectas, tan sólo que es una lástima que ninguna desarrolladora fije su vista en gente de su estirpe para hacer que el género despunte de la mediocridad en que la están sumiendo producciones sin mimo, sin gracia, sin originalidad y absolutamente impersonales, producciones en las que se nota que sus autores se dedican a ellas más bien por imposibilidad de hacer otra cosa que porque realmente hayan elegido la muy digna opción de dedicarse a ello.

Blackwell Convergence reutiliza la premisa del tándem protagonista fantasma-médium de los dos anteriores episodios para introducirnos en una intriga detectivesca que ligará los caminos de la familia Blackwell con los de un artista que se mortifica por sus ventas, los de una lujosa oficina en la zona alta de la ciudad que a pesar de su privilegiada situación nadie quiere comprar y los de un inversor de Wall Street que se felicita tras un importante negocio exitosamente cerrado.

El juego aún está en desarrollo y verá la luz a mediados del 2008, cuando será puesto a la venta por medio de la página web de Wadjet Eye, desde donde ya se puede descargar una «demo» de unos 23 MB que nos introducirá en el fragmento de la historia de la oficina invendible y que nos abrirá boca con una ejecución de los acontecimientos y un desarrollo de puzzles tan simple como seductor. Como es bien sabido, no es más feliz quien más tiene sino quién menos necesita…

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