Botadura casi triunfal
Título: Tales of Monkey Island: Chapter 1 - Launch of the Screaming Narwhal (2009)
Desarrolladora: Telltale Games
Distribuidora: Telltale Games
Lanzamiento: 7 de julio de 2009
Especificaciones (mínimo recomendado): Procesador a 2 GHz o superior | 512 MB de RAM | 290 MB de espacio en disco | Tarjeta gráfica de 64 MB compatible con DirectX 8.1 | Tarjeta de sonido compatible con DirectX 8.1 | DirectX 9.0c o superior | Windows XP o Vista
# Publicado el por Javier Cadenas
De Singe, con su indumentaria repujada y su estilo francés, es el único de ellos al margen de LeChuck y Elaine, que como ya hemos dicho aparecen sólo en los primeros minutos, o del propio Guybrush. El diseño general, una vez aclarada la nueva condición más maléfica y fea de LeChuck y su pronto cambio a un humano con aires de afectación, está más cuidado que en La fuga de Monkey Island y asimila con personalidad los distintos estilos por los que ha pasado la franquicia. La mayor queja al respecto de los gráficos, que cuentan con todo el despliegue de las modernas 3D como efectos de partículas, iluminación dinámica y la retahíla de términos con los que se suelen salpicar las reseñas, es un modelado demasiado tosco tanto en los personajes como en los escenarios, que empaña el diseño con un exceso de aristas que Telltale no ha conseguido disimular con el estilo cartoon. Probablemente es su deseo mantener los requisitos a unos niveles aceptables, una mera excusa si atendemos al hecho de que el máximo nivel de detalle (de los nueve que permite la configuración escalable) requiere ya de una cierta potencia —muy por debajo de cualquier producción de gran presupuesto—. Convendría que Telltale ampliara la cantidad de polígonos en próximas entregas lo justo para evitar ese aspecto de tecnología anticuada cuando, en realidad, no lo es tanto.
El diseño de puzzles es lo mejor de este Launch of the Screaming Narwhal. Fluido, con la dosis justa y necesaria de pistas que surgen naturalmente de diálogos, descripciones o el propio entorno, no trata de tonto al jugador pero tampoco lo frustra. Inicialmente se amaga con la estructura de tareas piratescas ya manida (esto es, iniciar peleas, encontrar tesoros y hacerse con un barco), pero resulta ser un gag paródico de la repetición de conceptos de las últimas entregas de la serie, puramente anecdótico en cuanto a peso jugable, que da paso a un entramado de puzzles inteligente pero, sobre todo, divertido. Los enigmas se basan principalmente en la observación, apoyados en una gran cantidad de pistas visuales; la combinación y manipulación de objetos, con opciones nada descabelladas de solución instintiva, es otra de las elecciones de diseño predilectas; e incluso hay puzzles que se apoyan en parte en sonidos del entorno. Se podría criticar una cierta reiteración en el método para descubrir los diferentes lugares de la isla que se basa en tres mapas, uno por lugar, con instrucciones sobre qué bifurcación tomar en cada cruce de caminos (similar a la parte de la búsqueda del tesoro en The Secret of Monkey Island), pero también es un hecho anecdótico, un error menor que pasa desapercibido en un diseño donde nada es gratuito y todo está meditado, donde dentro de la repetición de esquemas hay una variedad que coge en cierto modo de sorpresa.
La interfaz no ofrece un sistema de control point & click pero la elección de Telltale ha sido la de posibilitar un manejo tanto con el ratón como con una combinación de teclado y ratón. La última opción tiene un funcionamiento trivial; el manejo con el ratón es, sin llegar a point & click, un sucedáneo cómodo, intuitivo y fácil de manejar, pero deberían solucionar unos problemas menores de respuesta y precisión, que se vienen observando desde los primeros experimentos de Telltale con el control directo en Wallace & Gromit’s Grand Adventures. Más incomprensible es la elección del sistema de inventario, que obliga a colocar los objetos en dos ranuras y pulsar un botón para combinarlos, en lugar de permitir la combinación directa de un objeto con otro, que parece más lógica y es más rápida. También obliga a utilizar un botón para obtener una descripción de cada objeto almacenado, en lugar de darla directamente al pulsar, por ejemplo, con el botón derecho. No obstante, que exista la posibilidad de combinar objetos añade un nivel de interacción del que otros juegos de la compañía carecían, y la existencia de descripciones da más juego narrativo y permite más naturalidad a la hora de dar pistas. Sólo les falta facilitar un poco el asunto, pero no nos engañemos: más que una cuestión de incomodidad, quejarse de esto es una cuestión de vagancia preocupante.
A Michael Land, uno de los maestros de las bandas sonoras sintetizadas, se le nota menos inspirado que en su excelso trabajo para The Curse of Monkey Island, su mejor banda sonora hasta la fecha. Es difícil trabajar sobre la misma base con afán continuo de superación, y tras unos cuantos años en el letargo tiene que coger una soltura que esperamos que vaya creciendo con la serie, aunque corre el peligro de encasillarse. Quedará la duda de saber qué podría haber hecho Jared Emerson-Johnson, que aquí se encarga de las mezclas de audio, tras su gran trabajo en los Sam & Max. La gran sorpresa del doblaje, con Dominic Armato a la cabeza en un papel que le va como anillo al dedo, el de Guybrush Threepwood, no es la actuación de Alexandra Boyd como Elaine (la misma actriz que en el tercer Monkey Island, que no repitió en la cuarta entrega de LucasArts) ni la del doblador de LeChuck, con menos tablas que Earl Boen, sino la del propio Emerson-Johnson en el papel del Marquis De Singe; ya había doblado antes en los Sam & Max, pero en papeles de menor categoría donde no podía demostrar que no sólo es un compositor talentoso.
Poco más queda por comentar, y cerramos la review mencionando el cliffhanger final. De todas las soluciones que hubierais podido pensar, sin duda por la que opta es por la que menos imaginable era. No por poco convencional, sino por sorpresiva e introductoria de un personaje que con toda probabilidad se convertirá en memorable. O debería.
Conclusión
Tales of Monkey Island: Chapter 1 - Launch of the Screaming Narwhal es un primer episodio que no desmerece la franquicia, que consagra a Telltale como líder indiscutible del diseño de aventuras gráficas en la actualidad y que apunta que la temporada, más que nunca en conjunto, ofrecerá una calidad que, hoy por hoy, en el género pocos pueden ofrecer. No está exento de fallos, pero las virtudes los sepultan.
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