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Guía del aventurero galáctico

Título: Sam and Max Episode 204: Chariots of the Dogs (2008)

Desarrolladora: Telltale Games

Distribuidora: Telltale Games

Lanzamiento: 14 de marzo de 2008

Especificaciones (mínimo recomendado): Procesador a 800 MHz (con tarjeta gráfica T&L) ó 1'5 GHz (sin tarjeta gráfica T&L) | 256 MB de RAM | 230 MB de espacio en disco | Tarjeta 3D de 32 MB | Windows XP o Vista

# Publicado el por Víctor Martínez 0

Introducción

Telltale Games ha doblado su plantilla y anunciado que trabaja en nuevas franquicias aventureras que sacarán de forma episódica con afán de repetir el éxito de las dos temporadas de Sam & Max. En contra de lo que cabría esperar, el público aventurero esta vez no ha hecho correr ríos de tinta para elucubrar sobre estas nuevas licencias, quizá porque a estas alturas ya no nos sorprende nada, o tal vez porque con la serie del perro y el conejo ya tienen más que satisfecho al sector más fanático de la aventura gráfica.

No se sabe a ciencia cierta si darán un respiro a la pareja policíaca o, por el contrario, continuarán un año más llenando portadas de publicaciones de videojuegos con su dúo estrella, opción ésta harto más probable si tenemos en cuenta el poco caso que se le hizo a Bone, personaje que además tenía una importante legión de fans, la del cómic de Jeff Smith, a sus espaldas.

Hagan lo que hagan, si lo hacen tan bien como el título del que hoy os vamos a hablar, tienen nuestro apoyo y entusiasmo.

Argumento

Finalizaba el capítulo anterior con un inesperado cliff-hanger que anunciaba la desaparición del paranoico de Bosco, últimamente obsesionado con la llegada de T-H-E-M (E-L-L-O-S). Al parecer, su obsesión era algo más que una manía enfermiza sobre todo lo relacionado con espionaje y conspiraciones, y el trío de detectives (el tercer miembro es el violento vecino de nuestros amigos protagonistas, Flint), acuden a su tienda —convertida gradualmente en un centro de operaciones de dudosa finalidad, con teorías sobre «todo», y bromas del estilo— para hallar pistas sobre su paradero.

Casi accidentalmente, Sam y Max descubren la manera de llamar a los entes que al parecer han secuestrado a su amigo, para ser inmediatamente abducidos por una nave alienígena aparentemente exenta de tripulación. Lo único que encuentran en el austero navío es al propio Bosco; pero convertido en una vaca.

Descubrir y solucionar el porqué de esta transformación será gran parte del entramado argumental del capítulo, pero baste decir que la nave dispone de una máquina con la que se puede viajar a través del tiempo y el espacio, y muy probablemente el estado actual del psicótico tendero del barrio se deba a alguna suerte de violación de la teoría del caos que él mismo habrá provocado. Ya os podéis ir imaginando el resto…

Comentario

Hilarante. Con esta palabra podríamos definir algunos apartados que componen este cuarto capítulo de la serie iniciada en 2006, con un Culture Shock que ya queda a años luz de la calidad que nos ofrece Telltale en sus últimas producciones.

Chariots of the Dogs versa principalmente sobre los viajes temporales y sus consabidas consecuencias a causa del llamado efecto mariposa. Esta idea no es nueva en el mundo de la aventura gráfica —ni siquiera en la serie Sam & Max, pues ya se probó en la segunda mitad del genuino Ice Station Santa—, pero sí se podría asegurar que, por primera vez, en este caso se lleva hasta límites que rozan lo absurdo y arañan la genialidad. Y decimos que no es nueva porque el propio Dave Grossman ya co-diseñó la aventura de viajes en el tiempo por excelencia: Day of the Tentacle, aprovechando aquí algunas de las mejores ideas del título de LucasArts, y agregando ciertas particularidades que llevarán a los personajes desde el bar del viejo Stinky en los 80 (encontrándose a sí mismos de prepúberes y aconsejándose el ir a ligar con chicas en lugar de jugar a las recreativas), a una futurista oficina de los propios policías atestada de trofeos absurdos de sus muchos casos, donde hallaremos el que posiblemente sea el mejor gag de la serie (o uno de los mejores, es difícil saberlo con tan abundante material cómico de calidad): —ojo, destripe al canto— un Sam completamente senil que en lugar de mantener conversación alguna, repite sin cesar cosas como «no puedo hacer eso» o «eso no funcionará».

La segunda temporada, y este capítulo en especial, es una auténtica metralleta de gags de todos los estilos, desde el humor más absurdo a las conversaciones más satíricas, pasando por el slapstick, la auto-referencia, los chistes basados en las peculiaridades del propio género (como cuando Sam habla con una versión suya del pasado, quien en lugar de mantener una conversación fluida se queda un tiempo callado antes de hablar, cosa que el perro le aclara a su compañero: «tranquilo Max, lleva un tiempo elegir la frase correcta»), y los diálogos puntillosos. Prácticamente no dejan respiro al jugador, y hay conversaciones en las que mientras estás disfrutando de la última ocurrencia de los diseñadores, éstos lanzan dos o tres más sin tregua alguna. Sin duda es una recompensa más que válida para el jugador que resuelve con ingenio los enigmas del juego.

Pero es que resolver estos puzles es a su vez una gozada que, además, pone a prueba la capacidad de lógica del usuario. No hay ni un sólo enigma descontextualizado, ni tan difícil como para desmotivar al aventurero medio. Todo fluye a un ritmo correcto una vez que damos con la idea general del desafío, y entrar en los pormenores que conlleva resolverlo es tan divertido como retar a la teoría del caos, o viajar al origen del universo para averiguar qué fue antes, el huevo o la gallina.

En este capítulo se han eliminado los mini-juegos, y la verdad es que su ausencia ha sido para bien, pues ha cedido terreno a lo que de verdad nos gusta a los aventureros: combinar objetos, usarlos con personajes, escenarios o puntos calientes; dialogar con los secundarios y, en definitiva, poner a prueba nuestro ingenio y no nuestros probablemente atrofiados dedos. Además, cabe apuntar que ahora las cadenas de enigmas no están estructuradas de una manera tan obvia como en anteriores entregas, sino que se combina partes lineales con otras que no lo son, o puzles aparentemente abiertos que en realidad son secuencias lineales, que a su vez bifurcan el diseño en varias líneas de actuación. Vamos, que sólo se tornará predecible si tenemos bien clara la idea que debemos desarrollar para llevar a buen puerto las pesquisas de nuestros avatares, y no por lo que hayamos podido jugar en episodios anteriores, con cuya estructura (tanto jugable como argumental) guarda ciertas distancias.

En el apartado visual no hay novedades destacables, pero sigue sorprendiendo la capacidad de los animadores para recrear todas las situaciones de la aventura, sin escatimar esfuerzos a la hora de ilustrar todos y cada uno de los gags y conversaciones de la manera más gráfica posible, para reforzar el componente humorístico del juego. De modo que nos llena de júbilo ver cómo los chicos de Telltale preparan trabajadas animaciones tanto para representar los acontecimientos principales, como para ejecutar pequeñas bromas de las que muchos ni siquiera se percatarán por omisión. Vamos, lo mismo que la mayoría de aventuras alemanas en las que utilizan un fade hasta para recoger objetos del suelo.

Continúan, al mismo tiempo, reciclando modelos y gráficos de pasadas entregas, pero esta manía resulta con el tiempo menos descarada y perniciosa, y a estas alturas la práctica se ha convertido en una especie de despliegue de la iconografía del mundillo de Sam & Max. Gradual e inconscientemente los elementos repetidos (la vaca, el pollo, las ratas) sirven más para dar continuidad y personalidad a la serie que para ahorrar trabajo a los modeladores, aunque no dudamos que ese fuese su principal propósito.

Remata un conjunto casi perfecto la magistral composición sonora, con el incombustible Jared Emerson-Johnson convirtiendo aquí y allá temas conocidos por los jugadores en función de las épocas por las que viajan los protagonistas, desde una versión futurista de la pieza de jazz de la oficina, a melodías «hitchockianas» para los momentos de suspense, pasando milagrosamente por temas «tuneros».

Conclusión

Chariots of the Dogs corrige cualquier fallo que pudiesen tener sus predecesores y lo convierte en un capítulo redondo, divertidísimo e hilarante. Funciona a todos los niveles, y aunque la temática de los viajes temporales no nos pille por sorpresa, consigue darle muchas vueltas de tuerca para transformar la aventura en una experiencia tan surrealista como satisfactoria de resolver.

Cuatro estrellas y media que, para ser un capítulo de «relativamente» corta duración —si bien tiene todos los números para ser el más largo de las dos temporadas—, no está nada mal. Además, algo nos dice que en el próximo pueden volver a superarse, así que quizá nos guardemos el diez para el season finale. Siempre y cuando se lo ganen, por supuesto.

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Review de Sam and Max Episode 204: Chariots of the Dogs
Imagen de Sam and Max Episode 204: Chariots of the Dogs
Imagen de Sam and Max Episode 204: Chariots of the Dogs
Imagen de Sam and Max Episode 204: Chariots of the Dogs
Imagen de Sam and Max Episode 204: Chariots of the Dogs
Carátula de Sam and Max Episode 204: Chariots of the Dogs

Nuestra puntuación

Cuatro estrellas y media

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