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Título: Leisure Suit Larry 1: In the Land of the Lounge Lizards (VGA) (1991)

Desarrolladora: Sierra On-Line

Distribuidora: Erbe Software

Lanzamiento: 1991

Especificaciones (mínimo recomendado):

# Publicado el por Víctor Martínez 5

Introducción

Ciertamente, Larry no necesita presentación alguna para cualquier aventurero que se precie de serlo. Larry fue (y es) el baluarte del género en Sierra, el Sonic de la Megadrive, el Mario de la Nintendo, el Guybrush de LucasArts... Y nos estaba empezando a dar vergüenza el no tener un análisis de este clásico de la aventura gráfica, empezando así y con este artículo una serie de reviews de la saga Leisure Suit Larry, una de las más cachondas (si no la que más) franquicias del videojuego.

Leisure Suit Larry in the Land of the Loungue Lizards supuso la ópera prima del popular Al Lowe, asentando de esa manera una nueva saga que se uniría a los Space Quest, King’s Quest, Police Quest y demás series de la Sierra de los Williams. Ahora ya sabéis en lo que se ha convertido la compañía: una pionera en sacar los mejores polígonos, texturas y opciones de multijuego para un catálogo ciertamente nauseabundo a los ojos de cualquier aventurero de pro que entienda que los videojuegos son algo más que disparar a todo lo que se mueva y perder neuronas por el camino.

El juego, lanzado originalmente en 1987 y programado con el ahora (y antes también, aunque no había otra cosa) incomodísimo motor AGI, supuso un verdadero referente en el mundo del videojuego, pero no es ésta la versión que vamos a comentar, sino el posterior remake vulgarmente conocido como Larry VGA, ahora sí con ratón cortesía del motor SCI con el que se hicieron varios remakes de clásicos de Sierra On-Line a principios de los noventa.

Argumento

¿Argumento? Todo el mundo sabe que Larry 1 no tiene argumento. Bueno sí, pero es tan poca cosa que ciertamente las podría pasar canutas si intentase rellenar esta sección del artículo con una cantidad de texto verdaderamente sustancial. No obstante, allá vamos.

Larry Laffer es un cuarentón hortera que a su ya más que madurita edad aún no ha conseguido mantener relaciones sexuales con ninguna fémina. Vamos, que a los cuarenta años el pobre aún es virgen. Aún así, identificarse con el personaje no cuesta lo más mínimo, tal vez porque todos tenemos una especie de Larry interior, o tal vez porque nos gustaría tomarnos la vida tal y como lo hace él: viviendo el día a día y sin complejos, haciendo lo que haga falta para conseguir sus eróticos propósitos y pasándolo de muerte con las adversidades que se interponen en su camino.

Así que ese es nuestro cometido en el juego, ayudar al bueno de Larry a convertirse en un hombre, frecuentando para ello lugares de vicio y corrupción como un bar-puticlub, un casino, una licorería, una discoteca e incluso una capilla regentada por un cura de etílicas costumbres.

La misión primaria de Larry se verá satisfecha cuando consiga (no diré 'hacer el amor', porque no es el caso) copular con una prostituta, tras lo cual el señor Laffer se replantea sus objetivos, y decide que lo que él quiere es ligarse a una chica, levantarse por la mañana en la cama de una mujer.

Comentario

Sería fácil dejarse llevar por la nostalgia a la hora de hacer un análisis de este juego, así que intentaremos ser lo más objetivos posibles. De todas maneras, hay que tener en cuenta lo que significó el juego en su momento, y lo que es, sin más, esta versión en 256 colores que estamos criticando.

No hay duda de que el concepto del juego sigue siendo original aún hoy, así que imagináoslo en su época. La idea de ponernos en la piel (o bajo su traje de poliéster) de un cuarentón con exceso de celibato para conseguir una cita a priori resulta no sólo interesante, también estimulante. Una vez metidos en harina podemos ver cómo Al Lowe despliega una hilarante parodia que se mofa de los especimenes que pululan por la noche: vendedores que sólo hablan tu idioma cuando vas a pagar, señoritas de distraída moral que no dudan a la hora de aprovecharse de un inocentón como nuestro protagonista, pervertidos exhibicionistas, y un etcétera que se nos antoja algo corto, y es que aún le queda chicha al tema como para satirizar a un buen montón de clases urbanas que se mueven por el ambiente festivo nocturno, crítica que cambió de tercio en posteriores entregas de la saga.

Ahora bien, aunque entendemos que en su primera versión del 87 era poco menos que difícil el retratar con amplitud a los personajes secundarios del juego, sí que se podría haber extendido en el remake del 91, y es que la mayoría de la gente con la que interactuaremos en el mundo del juego están retratadas con cuatro pinceladas, siendo éstos, excepto Larry, muy superficiales y poco relevantes en una historia, por otra parte casi inexistente.

Del mismo modo, el juego es bastante corto. De nuevo podemos excusar a la versión en AGI, pero la reedición en SCI se queda parca en duración y se la podría haber hinchado bastante más, más que nada porque se queda pequeña en comparación a las reediciones de Space Quest o Quest for Glory.

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